domingo, 22 de julio de 2007

Entrevista al Límite

Durante estos casi cuatro meses que llevo trabajando en DiarioPyme me han pasado una infinidad de cosas. La más importante de ellas es la que os relataré a continuación.

Todo partió cuando fui al lanzamiento del libro “No todo esta perdido” de Enrique Goldfard. La publicación fue presentada en las dependencias del diario Estrategia por los senadores Pablo Longueira, Adolfo Zaldívar y Alejandro Navarro.

Allí estaba yo con mi chasca, terno negro, camisa blanca y corbata azul con gris. Los “honorables” tardaban en llegar. Mientras esperaba una mujer se acercó a mí.

- Oye la onda de ustedes es molestar siempre a la gente, preguntó.

- ¿Cómo?, contestó yo sin entender nada. Esta bien que sea nuevo en el tema, pero de ahí a andar molestando…

Alcé la vista y comprendí todo. “Flaco te hablan”, le dije al colega de CQC. La muy pelotuda me había confundido con él.

Por fin llegan los oradores. El primero en entrar es Adolfo Zaldívar. Rápidamente le pregunto por su impresión ante las medidas Pro Pyme que horas antes se habían anunciado y si me concede una entrevista

- Debo analizarlas con detención. Te podría dar más detalles si me hubiesen invitado al lanzamiento, pero eso no ocurrió, dijo. Para hablar más en detalle comínicate con el siguiente número.
Cinco días después me levanté a las cinco y media de la mañana. Me duche con agua fría- no tengo calefón hace más de un año- me puse un traje negro a rayas, una camisa de seda negra y una corbata roja. Tenía que llegar a la casa del senador a las nueve en punto.

En el fondo presentía que me iba a perder. Y así fue. Me confundí al pensar que el senador vivía en Vitacura 1120. Era Lo Matta 1120. Mucho más cerca de lo que pensaba.

Caminé mucho, tome un taxi que me cobró una suma considerable. Luego seguí caminando. Casi resignado tomé un colectivo para ir devuelta a Providencia, pero de golpe me baje. Aquello no me podía estar pasando, no podía dejar plantado a mi primer entrevistado.

Llamé a mi jefa para que se contactara con la persona que gestionó la cita, pero nada. El caballero tenía el celular apagado. En ese momento mi desesperación había llegado al punto límite. Ya no había nada que hacer.

Finalmente le pregunto a una señora si conoce la dirección Vitacura 1120 o Lo Matta 1120. Me dice que mejor les consulte a unos caballeros que estaban unos metros más allá. “Ellos son carteros y conocen muy bien todo el sector”, me dijo.

- ¿Dónde va?

- A Vitacura 1120.

- No existe esa dirección.

- ¿Y Lo Matta 1120?

- Si, esa sí ¿Qué está buscando?

- Es una casa particular.

- Ah! Si claro. Es la casa de Adolfo Zaldívar.

Al escuchar esas nueve palabras sentí que recobraba el aliento.

- Tienes que tomar tal micro y en 10 minutos llegas.

- Gracias.

Al final tuve que hacer hora, si no, tocaría la puerta muy temprano. Realmente tengo más raja que alma.

La entrevista fue todo un éxito. En el diario gustó mucho. Y en lo personal la redacción me dejó muy satisfecho. Sin embargo, ocurrió algo inesperado.
Casi dos meses después me robaron todo el trabajo. Fui mi colega María José quien por casualidad se enteró
Un pobre y triste hueón en el camino
-¿A parte de escribir en DiarioPyme lo haces también en otro medio?, me preguntó.
-No. Por qué, respondí sorprendido.

-Por qué aquí está la entrevista que le hiciste a Zaldívar.
¡¡¡¡¿Qué?!!!!

Me dirijo rápidamente a su PC y allí estaba, todo mi trabajo plagiado y robado. A lo que hay que agregar el punto más cara de raja: decía “escrito por Editor”. (Vea la entrevista original aquí y el hurto escriba en google la firme + tecnocracia concertacionista + adolfo zaldívar)
Recuerdo que en ese momento estaba tan cansado y tenía tantas cosas que hacer, que no le di importancia.

Sin embargo, al otro día recordé todo lo que hice para lograr la entrevista. Pasar frío y hambre en la pauta donde encontré al Senador, pasando por la ducha con agua fria a las 5:30 de la mañana hasta llegar a su casa gracias a que su cartero me dio las indicaciones correctas.

A pesar de ser una persona que no cree en las buenas intenciones de los demás y de saber lo fácil que es copiar material en Internet, no podía entender como alguien podía ser tan hijo de puta. Entonces comencé a gestionar la ofensiva.

Hablé con el director y el abogado de mi diario. Ambos me dijeron que se contactaron con el “director” del “medio”, pero no hubo respuesta.

Totalmente encolerizado fui al Colegio de Periodistas, donde me dijeron que le escribiera un mail al secretario general de la entidad. Estaba apunto de hacer click en “enviar” cuando me encuentro con mi ex jefa y gurú en el chat.

¡Buena! Siéntete orgulloso Fernando. Por más urgidos que estén, nunca va ha copiar algo malo.

-Yo estoy emputecido. Estoy escribiendo al Colegio de Periodistas.

-¿Y tú crees que te van a pescar? Que niño eres…


Y le hice caso. Deje las cosas tal como estaban. Nunca volvieron a sacar material de DiarioPyme y ya el tema no es tema. Pero si algún día lees esto, te digo a ti, pobre y triste hueón, que si me llegas a robar otro trabajo te busco y te encuentro.

Por último preguntarte ¿Por qué tienes un diario si no eres capaz de hilvanar dos frases? Mejor apréndete de memoria los titulares de los diarios y coméntalos con tus amigos- si es que tienes- para que parezcas inteligente, saldríamos ganando todos.

sábado, 21 de julio de 2007

La penúltima Editorial de DiarioPyme está dedicada al equipo de trabajo. Es realmente un orgullo pertenecer a el. Cualquier otro comentario estaría de más. Aquí las palabras del señor Leonardo Alfredo Meyer Zúñiga.

lunes, 16 de julio de 2007

Abril


Históricamente abril ha sido un mes de grandes acontecimientos. Todo partió en 2003. Ese año terminé con mi polola de todos los tiempos. Si fue buena o mala la decisión, no lo sé. Lo cierto es que sólo tengo buenos recuerdos de ella.
Encontrar a alguien mejor, muy difícil, o quizás yo hice que fuera complejo. Ojalá algún día lo sepa.

Un año después me echaron de la casa de mi madre en forma totalmente injusta. Hasta ese momento sólo me había tocado conocer la insolencia y la traición a través de películas y libros, en ese entonces lo viví en carne propia.

Fue duro, muy duro. Pero la frase cliché “Lo que no te mata te hace más fuerte”, es muy cierta. Sin embargo, aún quedan cosas que aclarar, no con el traidor, si no que con mi madre, abuela y hermana.

¿Qué pasó en abril de 2005 y de 2006?

Nada. Quizás eso fue lo peor de todo. La rutina me estaba matando, iba a la universidad como lo hacían diez mil pendejos más y eso no me dejaba dormir tranquilo. Necesitaba hacer algo, algo por la vida. Me aterraba la idea de seguir los cánones normales: estudiar, obtener tu cartoncito y buscar peguita.

Siempre intenté irme por otro camino. No encontré nada, hasta que un día me escribió el profesor Leonardo Meyer. El mail decía algo como “favor contactarme porque existe una posibilidad de trabajo”.

De inmediato dije que si- gracias por la confianza amigo- y comencé a trabajar en DiarioPyme el mismo día del cumpleaños de mi madre, el dulce dos de abril.