lunes, 16 de julio de 2007

Abril


Históricamente abril ha sido un mes de grandes acontecimientos. Todo partió en 2003. Ese año terminé con mi polola de todos los tiempos. Si fue buena o mala la decisión, no lo sé. Lo cierto es que sólo tengo buenos recuerdos de ella.
Encontrar a alguien mejor, muy difícil, o quizás yo hice que fuera complejo. Ojalá algún día lo sepa.

Un año después me echaron de la casa de mi madre en forma totalmente injusta. Hasta ese momento sólo me había tocado conocer la insolencia y la traición a través de películas y libros, en ese entonces lo viví en carne propia.

Fue duro, muy duro. Pero la frase cliché “Lo que no te mata te hace más fuerte”, es muy cierta. Sin embargo, aún quedan cosas que aclarar, no con el traidor, si no que con mi madre, abuela y hermana.

¿Qué pasó en abril de 2005 y de 2006?

Nada. Quizás eso fue lo peor de todo. La rutina me estaba matando, iba a la universidad como lo hacían diez mil pendejos más y eso no me dejaba dormir tranquilo. Necesitaba hacer algo, algo por la vida. Me aterraba la idea de seguir los cánones normales: estudiar, obtener tu cartoncito y buscar peguita.

Siempre intenté irme por otro camino. No encontré nada, hasta que un día me escribió el profesor Leonardo Meyer. El mail decía algo como “favor contactarme porque existe una posibilidad de trabajo”.

De inmediato dije que si- gracias por la confianza amigo- y comencé a trabajar en DiarioPyme el mismo día del cumpleaños de mi madre, el dulce dos de abril.

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