domingo, 2 de septiembre de 2007

Mi amiga Verónica

Desde vacaciones de invierno que deseaba escapar un rato de Santiago. Durante los último 4 meses que no salía siquiera del centro de la ciudad. Las calles Alameda, San Antonio y República me tenían atrapado. Como me dijeron por ahí, subo Plaza Italia sólo para hacer entrevistas.

Quería irme a Viña del Mar a respirar un poco de aire puro. Lo que menos quería hacer era carretear, por lo que visitar a Tuka- un jugador empedernido- quedaba totalmente descartado. Fue entonces cuando en el MSM me encontré con mi amiga Verónica.

A la Verito la conocí hace años, cuando ambos éramos chichas y compadres de “la promo hecha”. Hoy la cosa es distinta. A mi hace tiempo-salvo en contadas ocasiones -que el copete dejó de estimularme. Me gusta más el Shoop y la cerveza artesanal. En el fondo estoy más pituco o socialista renovado, algo así como jurel tipo salmón. Por su parte ella siempre ha sido cuica, pero ahora se le nota, por lo menos a mi hoy se me hace evidente.

El asunto es que le pregunté como que no quiere la cosa, ¿cuando me vas a invitar? A lo que me contestó “ven cuando quieras”.

Luego de mucho suspender mi viaje el viernes pasado tomé un bus a Viña a las 8 AM. Mandé todo a la mierda. Bueno llámese todo a cualquier cosa menos a DiarioPyme, es decir, a la Universidad. Esa mañana conversamos sentados en la Avenida Perú, almorzamos y fuimos a buscar a Vicente, el hijo de la Vero.

Es uno de los niños más lindos que he visto, principalmente por su eterna sonrisa que no desaparece de sus labios ni siquiera cuando habla. Me llamó mucho la atención que teniendo sólo un año y nueve meses no llorara nunca. Si hasta cuando se mandó un porrazo no dijo ni pío. Se limitó a pararse a seguir su marcha por el Zoológico de Quilpue. Sin embargo, nada es perfecto. La ballena azul no se encontró…

¡Grande Vero! Gracias por abrirme las puertas de tu casa, por dejar que tu hijo se duerma en mis brazos y por permitirme enterarme del tiempo a través de la ventana de tu cocina. En fin, gracias por conservar intacta la amistad a pesar de los años.

Un beso y nos veremos pronto.

Chuarrasca te amo, anónimo.

No hay comentarios: